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El 3 de agosto se celebra el Día Internacional de la Planificación Familiar, una fecha crucial para promover la importancia del control de la natalidad y el acceso a métodos anticonceptivos. La planificación familiar permite a las personas y familias decidir el número de hijos que desean tener y el momento adecuado para su concepción. Además, abarca la educación sexual, la prevención y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, el asesoramiento antes y durante el embarazo, y el tratamiento de la infertilidad, consolidándose como un pilar esencial para el ejercicio pleno de los derechos a la salud sexual y reproductiva.
En cuanto a los métodos anticonceptivos, existe una amplia gama disponible para la planificación familiar. Estos incluyen métodos de barrera como el preservativo y el diafragma; métodos físico-biológicos como el dispositivo intrauterino (DIU); métodos hormonales como la píldora anticonceptiva y los anticonceptivos inyectables; métodos químicos; métodos permanentes como la ligadura de trompas y la vasectomía; métodos naturales como el método Ogino-Knaus; y anticonceptivos de emergencia como el acetato de ulipristal y el levonorgestrel. Cada uno de estos métodos ofrece diferentes opciones para adaptarse a las necesidades individuales y circunstanciales.
Sin embargo, no todas las personas tienen acceso a estos métodos. Factores como la oferta de métodos anticonceptivos, el acceso a servicios de planificación familiar, el desconocimiento sobre el uso y posibles efectos adversos, así como razones culturales, religiosas o prejuicios, pueden limitar la utilización de estos métodos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de superar estos obstáculos para garantizar que todas las personas puedan ejercer su derecho a una planificación familiar efectiva y segura, contribuyendo así al bienestar y la libertad de las personas en su salud reproductiva.
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